COMUNICADO A LA OPINIÓN PÚBLICA SOBRE SITUACIÓN DE PACIENTES CRÓNICOS (TRASPLANTADOS, DIALIZADOS Y OTROS) Y LA INDIFERENCIA DE LAS AUTORIDADES
COMUNICADO A LA OPINIÓN PÚBLICA
SOBRE SITUACIÓN DE PACIENTES CRÓNICOS
(TRASPLANTADOS, DIALIZADOS Y OTROS) Y LA INDIFERENCIA
DE LAS AUTORIDADES
Si alguno de vosotros, hermanos míos, se desvía de la verdad y otro le
convierte, sepa que el que convierte a un pecador de su camino desviado,
salvará su alma de la muerte y cubrirá multitud de pecados." (Santiago,
5,19s)
Ante la dramática situación de
nuestro país, que agrava la desnutrición la situación de pacientes en
situaciones crónicas y especiales, nuestra conciencia se siente interpelada por
la Palabra de Dios, que nos advierte a
no ser vigías ciegos o perros mudos (cf. Is 56,10) y menos a adular el poder por obtener beneficios (cf. Mi 3,5-7).
Debido a la situación de
pacientes que se dializan, los trasplantados, con cáncer, HIV y tantos otros,
que no consiguen los medicamentos que SOLO el gobierno puede hacerles llegar,
por su responsabilidad constitucional y por ser de altos costos, es necesario
advertir, una vez más, la crisis que estamos enfrentando. Cáritas ha avisado del
riesgo de vida de unos 280 mil niños
que pueden morir por desnutrición, a lo que se suma el riesgo de unos 16 mil pacientes de diálisis que
podrían morir en las próximas semanas, quizás en las próximas dos semanas.
Además de los trasplantados de riñón, por ejemplo, con riesgo de volver a caer
en diálisis. Se podría añadir 5 pacientes psiquiátricos que han muerto por
desnutrición en días recientes, en el hospital psiquiátrico público El Pampero.
Y se pudiera añadir otros números, si no fuera por la opacidad de los datos,
puesto que, en contra de lo estipulado por la Ley y los convenios
internacionales, los organismos del Estado no
publican las estadísticas epidemiológicas ni de morbosidad desde hace
varios años.
Si la propaganda habla de las
bondades de la salud en Venezuela y los esfuerzos del gobierno bolivariano,
quien está en contacto con el dolor de pacientes y enfermos sabe que tal cosa
no es verdad. Pudo haber habido mejoras verificables en la salud durante el
primer lustro del tercer milenio, pero no es eso lo que se percibe ni lo que
reportan los usuarios en la actualidad, así que cualquier mejora no ha sido
sostenible en el tiempo. En estos momentos la carencia de medicamentos para
atender dichas afecciones es realmente alarmante.
A esto se suma que se ha hecho
imposible la vida al gremio médico y personal de enfermería tanto en entes
privados y como en los organismos públicos, por lo que, lejos de reconocer su
valía y permitirles llevar una vida digna y segura, han debido buscar nuevos
horizontes en otros países. Y esto afecta todavía más la situación de estos
pacientes.
Y la inercia del gobierno para
ofrecer soluciones hace que cualquier persona se pregunte hasta dónde llega la
incapacidad de los funcionarios y hasta cuando ha habido problemas de
corrupción no investigados, por no decir encubiertos, que han hecho de los
medicamentos formas oscuras de enriquecimiento de personas cercanas al poder.
La situación que enfrenta el país
hace que las preguntas no se puedan suavizar. Lamentamos que el llamado a la
vida, que se hace con una voz desgarrada por el impulso del amor, se confunda
con el odio, tan lejano del corazón de Jesús.
Pero la amenaza de muerte masiva
no permite otra forma de llamar a la conciencia. Porque nos negamos a creer que
estamos ante una política de profilaxis social, donde los pacientes graves, las
personas especiales y los pobres son una carga de la que hay que salir de ella
que, por supuesto, dejarían de protestar en poco tiempo, pues es poco el que
les quedaría de vida. Tal situación
equivaldría a estar siendo testigos de un genocidio, con consecuencias por ser
crímenes de lesa humanidad.
Así que dejamos constancia, tanto para la historia como para la
comunidad internacional, que, si no se hacen las correcciones que eviten esta
mortandad, la responsabilidad, por advertencia, cae sobre todos aquellos
funcionarios tanto del poder ejecutivo como fiscalía y defensoría del pueblo
que han sido negligentes, y que deberán asumir la consecuencia y omisión de sus
actos.
A todos aquellos funcionarios y
personal de salud y afines, que pertenecen a cuadros medios de organismos
públicos, les recordamos el imperioso deber de ser fiel a la propia conciencia,
más cuando se toca aspectos tan graves que atañen la salvación eterna, el
cumplimiento de la Constitución y las Leyes, la fidelidad al propio juramento y
la responsabilidad en relación al Derecho a la Salud y el riesgo de ser
cómplices de su violación. Dicha
complicidad está también tipificada dentro de las violaciones de Derechos
Humanos, por lo que lo más sensato es no arriesgarse a la posibilidad ser
señalados por la historia y los tribunales humanos. Su responsabilidad es personal, civil, penal y administrativa.
Junto con la responsabilidad patrimonial del Estado, sea por acción y omisión, las violaciones a los derechos humanos como la salud y la vida son
imprescriptibles y perseguibles en cualquier rincón del mundo. Vivimos en
un mundo interconectado y, triste recordarlo, muchas de las personas
responsables quieren poder recorrerlo y disfrutarlo.
Así como nosotros, pastores, nos
sentimos interpelados por el Señor y la situación, y estamos conscientes que
hacer caso omiso nos colocaría en riesgo
de perdición ante la justa Misericordia divina, así igual le recordamos a todos los creyentes, sobre todo los que
tienen cargos de poder, que sopesen bien sus acciones en esta hora aciaga que
pasa nuestro país.
Que quienes pretendan escudarse
tras la no creencia cristiana, les recordamos que todas las religiones
advierten sobre el riesgo de no obedecer
la propia conciencia o hacer lo contrario a los dictámenes de la misma. La
situación delante del tribunal de Dios del no creyente que haga el bien que su
conciencia le indica, será distinta de quien de forma deliberada la contradiga.
No hablamos de una ideología religiosa,
sino de una verdad contenida en la Revelación.
A pocos días del inicio de la
Cuaresma, conviene recordar las palabras del Bautista: "Dad, pues, frutos dignos de conversión, y no andéis diciendo en
vuestro interior: "Tenemos por padre a Abraham"; porque os digo que
puede Dios de estas piedras dar hijos a Abraham." ( Lc 3,8).
Es la hora de atender lo que
realmente es importante: la vida. Y si esto no es una emergencia humanitaria,
contiene todos los elementos para ser llamada así o buscarle un sinónimo que
nos ponga en movimiento.
Que el Espíritu del Resucitado nos movilice para evitar la crucifixión
de tantos hermanos nuestros.
Barquisimeto, a los
siete días del mes de febrero del 2018.
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